Viajo por los raíles de este día
con el corazón lleno de
nostalgias,
a veces con sobrepeso.
Silencios en los rostros de mis
compañeros de viaje por Roma.
La religiosa mueve con armonía rítmica
su rosario austero de madera, con olor
a sándalo.
Espero que su generosidad no tenga
fronteras y me llegue alguna
fragancia de sus oraciones.
Recuerdo, con caricias visuales,
a la joven con esclerosis múltiple por
su mar de sonrisas.
No muy lejos de aquí, lloran,
en los cimientos de su fe,
cristianos en el vaticano.
Florencia.
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