Me recosté en tu cuerpo...
Me recosté en tu cuerpo, mientras tú preparabas
la comida. El contacto de tu piel bronceada
me despertó los tigres, dormidos un momento,
y sentí que sus uñas me arañaban por dentro.
Aunque era mediodía, nos fuimos a la cama.
Luego la casa olía a lentejas pegadas.
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