No soporto nadar en el mar,
me da miedo la ola y su espuma
y sin embargo cuando escribo,
meto mis tobillos,
navego a la deriva,
o naufrago para siempre.
También sufro con la oscuridad,
pero camino un pasillo de letras
sin encender la luz,
y allí,
en mitad de esa nada,
de ese agujero negro,
de esas escaleras sin barandilla,
pronuncio tu nombre.
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