MI OBRA
Me duele ver mis manos vacías
y mi nombre, escrito por ellas,
en cualquier parte,
no en un lugar de honor
que hiciera sentirse orgulloso a mi padre.
Diría desde sus huesos
a sus amigos, también muertos:
“Este es mi hijo,
esto ha hecho,
y eso que veis es su obra”.
Lo diría sonriendo
con aquella sonrisa que nunca olvido.
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