A veces siento que me voy desgastando
y mi piel es tan frágil como un cristal.
Tan delicada y sutil como rozar tus manos
y acariciar despacio la finura que te viste.
Acariciarte es todo un privilegio
mientras desnudamos recuerdos
tan distorsionados como tu memoria.
Recuerdos que se empeñan en florecer
enredando momentos que alguna vez viviste.
A veces siento que me voy vaciando
de letras, de historias y sueños.
Siento que tu vida y la mía se intercambian
pérdidas,
aprovechando ilusas las mil batallas
a las que se enfrentaron.
A veces pienso, a veces me pierdo
en la locura insensata de vivirte.
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