sábado, 14 de agosto de 2021

Sara Zapata



Mi abuela nunca verá
a la mujer en que me he convertido.
No podré decirle
que cuando me recojo el pelo
recuerdo sus tirones
intentando domesticar
la rebeldía de mi cabeza.
No sabrá que he vuelto a hacer punto,
que choco las agujas
en interminables bufandas
para abrigar ausencias.
Mi abuela no sabrá
que ya no lleno mi cuerpo de tiritas
para cubrir falsas heridas,
que las heridas de ahora
se esconden bajo musgo
en lugares en los que no llega la luz.
Mi abuela no leerá nunca
ninguno de estos poemas
escritos en tardes de nostalgias
ni sonreirá al verme llegar
cogida de tu mano.
Mi abuela no podrá ya conocerte
y yo no podré ver
cómo bajas la mirada hacia el mantel
intentando ocultar tu timidez.
Pero sé que al despedirnos
sus manos de pan y albahaca
apretarían fuertemente las mías
para decirme sin palabras:
"Me gusta". 

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