Con los pies desnudos
y el corazón en llamas.
Me anudo, me abrazo
a la esencia heredada,
a la generosa savia
inyectada en mis venas.
Fui engendrada
sin bordes, sin aristas.
Pintaron mi boca
de agua dulce. Y,
me echaron a volar
por verdes senderos
de sierra, de encinares.
Partos de luz
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