Suéltate el miedo y déjate crecer la vida.
Recuerda que en tu hambre mandas tú.
Recuerda que sólo a ti te perteneces
y que el mundo es tu casa.
Que el dolor del otro, a ti te ha de doler
porque si no es así,
tú también estás muerto.
Levántate tantas veces como te llame la vida,
tantas como te palpite el corazón de los invisibles.
Recuerda que los brazos sostienen, abrazan.
Cuando dudes cuál es tu revolución
pregunta a los que nadie escucha.
Cuando quieras saber a qué has venido al mundo
y a dónde debes ir,
coge su mano y déjate llevar a su terreno.
Sólo ahí te reconocerás,
soltarás tus miedos
y te dejarás crecer la vida.
Porque sólo la vida puedes perder
y ésta es la única certeza
que puede hacernos fuertes.
Del libro : Al final poesía
Colección : Poesía en la distancia.
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