martes, 9 de noviembre de 2021

José Puerto Cuenca



LUZ DE NOCHE



A quien diga que es negra la noche se lo niego,
porque sé que la sombra nos ata y nos engaña
y tejen con su brea mil esclavas arañas
los barrotes bastardos de los desasosiegos.
Hay muchos que cultivan la bruma en las entrañas
afirmando, ateridos, que la Luz es mentira
y la palabra blanca y el alba prometida
sólo cuentos de nadas… y en vez de vivir mueren
ajenos al milagro de los amaneceres,
con terquedad de topos sepultados en vida.
La noche prende el fuego dorado de los sueños
y copula con todos sus fieles pretendientes
mas guarda sus secretos como virgen prudente,
para alumbrarnos nuevos como hijos primogénitos.
Ella mantiene ardiendo el ascua en la simiente,
doma la luz salvaje, engarza y amalgama
los granos en aljófares de moras y granadas
con su galvanoplastia de madre siempre encinta;
ella se confabula con el agua escondida
y roba a la canícula nuestra savia agostada.
La noche monta guardia en el pozo del olvido,
la noche nos amasa, nos ama, nos macera
y nos baña en nosotros, nos blanquea la ceguera
sacándonos del necio manicomio de los vivos.
Libera almas de hadas que airean y regeneran
nuestras alas de ave empolvadas de ceniza
y nos lleva en estrellas errantes y huidizas
de nuestras almohadas a los altos jardines
en donde nuestros ojos brotaron, bailarines,
de la luz que nos traga siendo nuestra nodriza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario