TIC, TAC, TIC, TAC
Cuando nací
mi cabeza y mi corazón se hallaban próximos,
tan próximos
que era imposible distinguirlos.
No acertaba a saber
si sentía lo que pensaba
o pensaba lo que sentía.
Para no confundir los latidos
con los devaneos de alguna neurona loca
acercaba la cabeza al pecho
y me quedaba oyendo
los bombeos de mi corazón ligero
tic tac tic tac...
Era fabuloso poder
ir de aquí a allá
huyendo de la sensatez
con mi cabeza y mi corazón unidos.
Pero el tiempo me cambió,
mi cuerpo fue creciendo,
mi cuello se irguió
para alejar mi cabeza de mi corazón.
Ahora los sentimientos y la razón
no se conocen,
por razones de altura
dejaron de mezclarse.
Del libro : Silencios encontrados.
Colección : Poesía en la distancia
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