jueves, 10 de febrero de 2022

Ruth Ana López Calderón






AVATARES




La zozobra palpa el corazón
apabullado
enmarañado en celajes extraños.
La cercanía distante, respirar casi el mismo aire,
caminar las mismas calles, sin que los pasos
lleguen al encuentro;
hoy, el mismo viento que azota mi cara,
despeina tus cabellos.
¡Oh!, los avatares de la ruta
y el laberinto en que estamos
sin darnos cuenta de que cuenta nos damos
del sarcasmo de las nubes
que pone latidos enamorados al cuerpo
en el límite,
al cuerpo que cruza la frontera
entre ésta
y la otra vereda en la otra ciudad
de los túneles.
¿cuándo florecerán las azucenas?
¿cuándo de tu boca un te amo?
¿cuándo tu piel y la mía compartirán el lecho?
Atroz, doliente en extremo
y casi burlesco ja, ja, ja...
poseídos del delirio.
Lo siento, lo siento, olvidé que el amor es algo serio,
cuando llega a destiempo
cuando no quedan restos para vivirlo
cuando solo llorarlo se puede.
¿quién desata los nudos?
¿quién pone nubes rosas en el horizonte negro?
¿quién abriga huérfanas sandalias?
y la demencia anclada en la espera
golpea contra las paredes, ¡sí!, ¡sí!,
las paredes blancas, las paredes negras,
como tablero de damas antiguas
hacen eco en metálicas carcajadas
y devanan los algodones,
los hacen polvo esparcido
que nubla tus ojos
y los míos los llena de cenizas,
ahítos de imágenes truchas
bailando sobre el iris calcinado por el frío.
tus manos no tocarán las mías
tus labios no rozarán los míos
tu corazón, tu corazón
no latirá al compás del que danza con la muerte
perdida en el limbo coherente de la locura
la oscuridad luminosa envuelve
tus huellas siguen su camino
las mías se detienen.
Ruth Ana López Calderón
Poema del libro "Sin óbolos para Caronte"
Editorial El País, 2014, Bolivia.
Imagen propia.

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