martes, 14 de marzo de 2023

@ Remedios Álvarez




Él me dijo:

soy Caín
soy el que destruye
el que ofende
el que mira con reserva
el que no se cree nada.
Abel era la generosidad
el que agradecía
el que apaciguaba...

yo también trabajé,
incluso más,
ofrecía mis frutos,
salvé a los animales,
rezaba sin parar...

No, no maté a Abel por envidia,
ni por celos, ni por despecho,
ni quería matarlo
Yo le amaba,
compartía con él mis cosechas,
charlaba de mis inquietudes,
de las ilusiones...

Pero Dios nos puso
un paraíso y un infierno
y uno de los dos debía ser
la virtud y el otro la ofensa.
Él nos hizo a su imagen.
Yo representaba el lado iracundo
Abel, la templanza
Pero dime,
¿No es a veces necesaria la ira?
Abel murió porque así estaba escrito
Yo, en cambio, vivo con la culpa.

Yo soy Caín,
al que le caerán la maldiciones
por los siglos de los siglos;
el que vivió para recordar que amó,
el que mató lo formal
lo políticamente correcto.
¿Y a ti, qué papel te dio el creador?

Yo le dije:
querido Caín,
yo soy Abel y volverás a matarme.

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