desperté llorando tenía clavado
el dolor del sueño
en el sueño habitaba una casa
de cada rincón colgaban telas
pintadas con ciruelos blancos
las paredes anidaban aves marinas
despedían un terrible olor a miel
era verano
pero ya no podía poner
peces rojos sobre mis senos
ni llenarme la boca de flores
no ardían mis ojos
en esa soledad apenas soportable
supe nuevamente supe
que fuiste el único hombre que amé
a pesar de la ausencia
no había noche que no quisiera
atrapar el azul
dormir con tus manos sosteniendo los pájaros
que cantaban boleros al escucharme
con tu nombre en la boca.
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