CAMPANADAS EN EL CREPÚSCULO
Anocheciendo, el mar da las últimas campanadas:
todos son convocados.
Hasta el pez fosforescente llega el eco de la campana crepuscular.
Y acude desde el abismo el huésped.
Y entonces, igual que Jenofonte al mando de los Mil, mil gaviotas inician una anábasis,
su anábasis, la Anábasis.
El mar tiene campanas
como la lluvia tiene palabras.
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