ESTA CASA QUE ES TAMBIÉN TUYA.
Mi casa es azul,
aunque pintada de blanco parezca;
tiene puertas y ventanas
que dan al mar,
al cielo abierto,
tan límpio como tu risa,
armarios en el pasillo
en los que te busco todas las noches,
sillas y mesas nobles,
una cama muy vacía
y algunos discos que sé que te gustarían.
Esta casa que es también tuya
tiene el sol en las cuatro esquinas
y las arenas en sus pies,
multitud de libros en los estantes,
cajas aún desordenadas
y algunos cuadros sin colgar.
Quisiera pintarla en azul
con tus ojos puestos en ella,
porque en esta casa tuya y mía
faltan detalles todavía:
la palabra de tus labios,
el murmullo de tu pelo,
tus pasos sobre las losas,
que tú vengas a ella
con la alegria de tu verbo,
tus manos cálidas en sus anillos de plata,
tu nombre rotundo por las paredes,
en el mástil de tu cuerpo
navegar los dos por sus rincones.
Mi casa es azul,
aunque pintada de blanco parezca;
tiene puertas y ventanas
que dan al mar,
al cielo abierto,
tan límpio como tu risa,
armarios en el pasillo
en los que te busco todas las noches,
sillas y mesas nobles,
una cama muy vacía
y algunos discos que sé que te gustarían.
Esta casa que es también tuya
tiene el sol en las cuatro esquinas
y las arenas en sus pies,
multitud de libros en los estantes,
cajas aún desordenadas
y algunos cuadros sin colgar.
Quisiera pintarla en azul
con tus ojos puestos en ella,
porque en esta casa tuya y mía
faltan detalles todavía:
la palabra de tus labios,
el murmullo de tu pelo,
tus pasos sobre las losas,
que tú vengas a ella
con la alegria de tu verbo,
tus manos cálidas en sus anillos de plata,
tu nombre rotundo por las paredes,
en el mástil de tu cuerpo
navegar los dos por sus rincones.
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