Tanto...
Un suspiro, dos.
Tu boca tentadora pegada a la mía, sin rozarla.
La yema de tus dedos surcando mi hombro desnudo,
y un mechón que se escapa
para caer distraído entre los pliegues del cuello.
Un nuevo suspiro, dos o más.
La llama del deseo en los ojos
y ese mordisco incitante en la comisura.
Pellizco que recorre mi piel como una fuente inagotable de energía,
tu energía.
Despierto acurrucada, con las manos temblando sin motivo,
la garganta seca, el sueño desvelado,
tu boca tentadora, pegada a la mía.
Hace tanto que duermo sola...
Foto: Rocio Escudero Alfonso ©
La llama del deseo en los ojos
y ese mordisco incitante en la comisura.
Pellizco que recorre mi piel como una fuente inagotable de energía,
tu energía.
Despierto acurrucada, con las manos temblando sin motivo,
la garganta seca, el sueño desvelado,
tu boca tentadora, pegada a la mía.
Hace tanto que duermo sola...
Foto: Rocio Escudero Alfonso ©
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