jueves, 29 de marzo de 2018

Diego Bardallo





Es la poesía ese balancín
que me eleva hasta dónde
se me va la mente.
El dulce mareo del verso,
prorroga mis noches

queriendo poner cordura
en el corazón de una veleta.
Acabo paseando por las aceras
de la demencia y rompo
para siempre con la utopía
si al final no consigo
que me arropen sus manos. 





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