HASTA EL RABO
Tiro el hacha, los guantes y el sombrero
si la última sierpe está en su tumba,
y aunque en mi oído el hacha aún retumba
la voy a acallar un año entero.
Nada peor que ser del campo, obrero,
cuando uno es del lápiz en la oreja,
de medir y medir con pasta vieja,
tratar que sean otros quienes suden,
y a esto ni las Águilas acuden,
tocándome el filete y la molleja.
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