EL ÚLTIMO BAÑO DEL VERANO
La lluvia ha desbordado el cenicero del balcón.
Y un pájaro con el sol poniente sobre las alas
viene a bañarse en la diminuta piscina de cristal.
Un pájaro gris, del tamaño del puño de un niño,
que sabe hacer de la casualidad regalo.
Y canta. Quizá feliz. Quizá desquiciado. Pero canta.
En medio de la ciudad, a las puertas de la noche.
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