«Ángel o demonio»: Ella Wheeler Wilcox; poema y análisis.
Ángel o demonio (Angel or Demon) es un poema de amor de la escritora norteamericana Ella Wheeler Wilcox (1850-1919), publicado en la antología de 1883: Poemas de pasión (Poems of Passion).
Ella Wheeler Wilcox parece preguntarse si la esencia del ser puede definirse mediante esa secuencia ordenada sonidos y pausas que llamamos lenguaje. Y de ser posible ¿qué palabras utilizaríamos para reflejar el torbellino de voluntades que son propios de cada alma?
Afirmar que somos algo también es una declaración de muchas otras cosas que no nos definen, o al menos eso creemos. El bien y el mal, la luz y la oscuridad, no se excluyen; por el contrario, a menudo conviven simultáneamente.
Todos somos ángeles y demonios, y en cada aspecto de nuestra vida esos dos extremos se manifiestan independientemente. El balance, el equilibrio entre estos principios es el que define al ser en relación con los demás. Nadie puede habitar eternamente en uno de ellos. Hasta los demonios tienen un pasado de bondad, e incluso los ángeles más perfectos de vez en cuando anhelan el mal como forma de libertad.
Ella Wheeler Wilcox nos habla de esto en Ángel o demonio, probablemente uno de sus mejores poemas.
Si todos somos ángeles y demonios, entonces el amor reduce nuestra parte oscura a su mínima expresión, silenciando al demonio que nos habita. De la misma forma, cuando el odio y el miedo se apoderan del ser, sólo nos queda el recuerdo incierto de nuestras alas blancas.
Ángel o demonio.
Angel or Demon, Ella Wheeler Wilcox (1850-1919)
Usted me llama Ángel de Amor y luz,
un ser de bondad y eterno fuego,
enviado desde el Cielo para guiar vuestros pasos
por senderos donde los espíritus ansían caminar.
Dices que brillo como un astro en el firmamento;
como un rayo en el crepúsculo, una chispa de la Fuente.
Ahora escucha mi respuesta, y deja que el mundo la oiga:
Hablo sin temor sobre lo que conozco;
El puro, el fervoroso Amor es el espíritu creador
que hace de las mujeres ángeles.
Yo vivo, existo sólo por usted, sólo en usted.
Nuestras almas juntas yacen atadas
por las antiguas leyes sagradas,
y si yo soy un Ángel, usted es la causa.
Mientras mi bote agitaba las espumas del mar,
observé en calma desde la proa:
Encantador el Amor brillaba,
el pulso firme sobre el timón;
iluminado en sus bellas formas.
¿Maldeciré entonces la barca que en la noche fue naufragio,
pues el infame navegante abandonó su puesto
envuelto en radiantes sombras?
Mi propio bote no es ajeno,
pues él también se ha perdido.
¿Ha desertado el marinero
o se ha dormido en su puesto?
He dejado los tesoros de mi alma a vuestros pies,
(sé que algunas damas lo hacen cada día).
No hay criatura que camine por esta calle
que posea el negro corazón que yo anhelo.
Usted ha despreciado todos los tesoros,
así como muchos caballeros con el corazón de hielo.
Esta llama del altar de Dios,
este fuego sagrado del Amor,
que arde como dulce incienso sólo para usted,
hoy será el estigma de mi vergüenza.
Ha torturado mi espíritu con su falsedad,
ignominia que todo lo pervierte;
los Ángeles y los Demonios nacen del mismo vientre
hasta que la Pasión los guía hacia abajo,
o por el camino ascendente.
Yo les advierto, a todas las mujeres
que habitan bajo la máscara de esposas,
y a las dulces y tiernas madres,
que el destino nunca es justo.
Son las damas las que abandonan sus vidas
por la locura que brota de la desesperación.
Como la brasa que en la chimenea consume su calor,
el desdén derriba todos las murallas.
El mundo es cruel al juzgar estas cosas,
un gran mal y un gran bien
se alimentan del mismo seno.
El Amor nos convoca y nos desgarra,
cubriendo nuestros hombros con sus alas;
Y lo mejor bien puede ser lo peor,
y lo odioso ser lo deseable.
Usted debería agradecer que esta pena se haya ensañado así,
pues el Demonio ha enterrado al Ángel que hay en mí.
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