lunes, 30 de noviembre de 2020

© María Luisa Domínguez Borrallo.

 



TIEMPO DE LA CENIZA

¿No ves que la noche tiembla
y que la luna te sigue esperando?
Refúgiate en la ceniza,
quien aviva el fuego
siempre termina quemándose.
Evita preguntar a la tristeza,
no la mires a los ojos,
no comas de su mano.
Rompe las voces del espejo,
no dejes que sigan tu rastro.
La ubicación exacta de tus lugares
permanece oculta bajo el abrigo,
difícilmente, podrán encontrarte.
No hables a nadie de tus heridas,
mantenlas ocultas y tú a salvo,
que el canto de las alondras
consiga la distancia de los cuervos.
La última droga aún te llama,
sigues sintiendo sus dedos sobre la cintura,
su lengua en tu oído, su boca en la tuya
y el peso de su cuerpo sobre tu cuerpo.
Apaga las ascuas y cubre tu cuerpo de ceniza.
¿No ves que la noche tiembla
y que la luna te sigue esperando?
La temperatura de los besos,
no han perdido calor aunque las estrellas tiriten
sobre el frío de este noviembre que se nos va.
Apaga la memoria que se enciende
para iluminar los rincones del fervor.
Fabrica una trampa:
cubre de escarcha el cráter del volcán,
y si sabes, reza,
reza para que nadie sepa de su lava.
Libérate,
escribe de forma apacible tus últimos poemas,
que no te tiemble el pulso,
mira hacia atrás y escribe,
escribe, sobre lo que ya no volverás a vivir nunca.

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