LA SUERTE Y SUS CAPRICHOS
Porque hay días con suerte
hoy encontraste las llaves
en la inmensidad de tu bolso
y pudiste escapar a tiempo
del vecino del quinto,
además, al llegar a Blasco de Garay,
un milagroso hueco te esperaba
y pudiste aparcar a la primera.
No sólo eso,
en el mostrador,
un suculento pincho de tortilla,
el último,
esperaba tu bocado
de lunes hambriento.
No hubo atasco de vuelta
y al encender la tele,
tu película preferida,
sin cortes publicitarios,
te daba la bienvenida al hogar.
Resumiendo,
se puede decir que tuviste
un día de suerte.
Acuérdate de él mañana
cuando nada de esto
ocurra.
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