lunes, 26 de abril de 2021

Enrique Serrano Meana






 Presuntamente, he llegado hasta aquí

en el verso atrevido de un poema suicida.

Apasionadamente vulnerable.

Apenas transeúnte.

 

Ahora cierro los ojos y recuerdo caminos.

El paso agigantado de la vida

nos cuestiona ese cuándo, ese dónde y por qué

hemos dejado atrás las sandalias del nómada.

 

Tú me dices que amar es un silencio,

una mirada tierna,

un apretar de pechos fundidos en la nieve.

 

Yo te digo que amar es detenerse en la piel.

La magia que nos jode cada día

al corregirnos, los dos, de los mismos errores.

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