NUNCA ADIVINARÁS
Por mucho que contemples el mar, nunca adivinarás su enigma.
Sobre todo cuando la noche roza su seda y lo cubre de misterio,
y las luciérnagas juegan a picotazos de estrellas en su posesión inabarcable.
No te molestes en contemplarlo porque dudo que nadie
asuma semejante olvido en las pupilas.
No hubo infortunio aquel septiembre de matices y hojas púrpura.
Acaso un archipiélago a coro deshojando las olas
donde la tierra permanece abatida mientras se cubre de nenúfares.
Y miras al mar, y luego al cielo y la confusión de los abismos eternos
permanecen en su empeño de golpearnos mientras dormimos,
tal vez porque este efímero devenir no supo conciliar vida y muerte
durante los siglos…
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