Vida
Las sombras vienen a buscarme, la eterna costumbre de
arañarme la piel, más se tornan obtusas y se petrifican en la enorme oquedad de
su pobreza, no soportan tanto cromatismo las ciega el prisma enigmático que
brota de mi ser.
A veces oigo tu risa revolotear por la casa, cual
cosquillas en el alma, en la efervescente alegría por la vida, me contagias de
las ganas de saltar, de reír por las cosas pequeñas y grandes para ti, enorme
amor que crece en la sangre, me llenas de luz, tus crespos mechones saltan y se
deslizan en el día de mis ansias, igual que tu hermano tu canto es el bálsamo
de mis prisas.
Mis regalos de Dios recorren mis más profundos
rincones abrazando mis brazos cansados, alentando mi cuerpo gastado por el
tiempo, que dicha tenerlos por estos efímeros momentos de nuestra cotidianidad
habitada.
Mi jubilo exaltado por tus bendiciones te dice
Gracias,
infinitas gracias mi Señor
Respiro, vivo, y vibro en la existencia que me brindas.
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