Los gendarmes revisan
Los gendarmes revisan
el pulgar de los ladrones, pero callan los robos millonarios,
los ladrones se aferran a las rejas con su pulgar de tinta,
no así si son pulgares millonarios,
y las madres escupen a los jueces.
Después es solo llanto.
Rosy Carter no huyó (o huyó), tampoco ha vuelto,
como todos los presos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
Ni noche son ni luna los amaina.
Ni Rosy Carter existió sino en las dobles cárceles del sueño.
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