viernes, 30 de septiembre de 2022

Marta Pumarega Rubio




Escribo de noche

y nadie atiende mis plegarias,
soy una insomne
en un mundo de dormidos,
una naufraga más
siguiendo las estrellas.
Ni un pájaro puede salvarme.
Abro mis manos
y tan solo palabras,
el silencio que arremete
contra el cuerpo,
la oscuridad dilatando la pupila.
Escribo de noche
con la única luz
de un poema.

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