viernes, 20 de enero de 2023

Araceli Bernal




La flor del olivo


Soy viejo no puedo caminar mis pies agrietados hinchan sus venas para

sujetar mi cuerpo a la tierra.

Mi tronco nunca ha sido esbelto.

Recio y corto, tengo un cuerpo de piel rugosa para aguantar mil calores,

sequedad y miseria, un cuerpo cuya sangre centenaria se apresura circular por

esas ramas tortuosas que suben al cielo. Mis brazos acaban en una frondosa

cabellera de un color verde-gris cuyas diminutas flores amarillas me adornan el

follaje-

La flor del olivo, pequeña e insignificante dio un fruto que cruzo el

Mediterráneo en ánforas de barro, miles de años de acebuches e injertos de

artesanos rurales, dieron conmigo, con lo que después de cientos de años voy

ornando los campos de mi tierra.

Andalucía, Cataluña, Levante, Aragón y Navarra. Toda la cuenca del rey de los

ríos de la península. El rey de los ríos Iberos.

EL Ebro se adorna en sus vegas con mi sangre y muestra exultante en sus

mesas mis frutos estrujados.

Alimento primario junto al pan y el vino.

Viejo amigo, adorna con tu belleza nuestros parques y jardines y cúbrete cada

año con esas diminutas joyas.

Flor del árbol retorcido flor que se hace esperar. Flor que desprende exceso de

polen para que las abejas despistadas no se confundan de lugar.


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