La flor del olivo
Soy viejo no puedo caminar mis pies agrietados hinchan sus venas para
sujetar mi cuerpo a la tierra.
Mi tronco nunca ha sido esbelto.
Recio y corto, tengo un cuerpo de piel rugosa para aguantar mil calores,
sequedad y miseria, un cuerpo cuya sangre centenaria se apresura circular por
esas ramas tortuosas que suben al cielo. Mis brazos acaban en una frondosa
cabellera de un color verde-gris cuyas diminutas flores amarillas me adornan el
follaje-
La flor del olivo, pequeña e insignificante dio un fruto que cruzo el
Mediterráneo en ánforas de barro, miles de años de acebuches e injertos de
artesanos rurales, dieron conmigo, con lo que después de cientos de años voy
ornando los campos de mi tierra.
Andalucía, Cataluña, Levante, Aragón y Navarra. Toda la cuenca del rey de los
ríos de la península. El rey de los ríos Iberos.
EL Ebro se adorna en sus vegas con mi sangre y muestra exultante en sus
mesas mis frutos estrujados.
Alimento primario junto al pan y el vino.
Viejo amigo, adorna con tu belleza nuestros parques y jardines y cúbrete cada
año con esas diminutas joyas.
Flor del árbol retorcido flor que se hace esperar. Flor que desprende exceso de
polen para que las abejas despistadas no se confundan de lugar.
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