sábado, 25 de junio de 2022

Aida Acosta



El cielo se enfurece
quien grita
huye de sí mismo
la quietud sólo se alcanza
después del beso
el pensamiento impacta
como una bala azul
en los dobladillos de la sombra
se esconde con furia la venganza
la luz se ha perdido en otros cuerpos
con el corazón de agujas encendido
alguien duerme
no es la tarde redonda ni celeste
pero una golondrina
cierra con su vuelo
el dolor.

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